martes, 12 de mayo de 2009

Pelotazo matutino

Haber crecido en el Sur de nuestro país enmarca una de las tragedias menos reconocidas y, porqué no, más dolorosas para los que hemos nacido básicamente para jugar al fútbol: ser impactado de lleno, en la gamba,  por un pelotazo nacido de un defensor rústico, alguna mañana de mayo en tiempos donde no reinaba, justamente, el calentamiento global.  

El rojo era inmediato.

El ardor, insoportable.

Con suerte, alrededor de las 6 de la tarde recuperabas la sensibilidad en la zona.

Otros tiempos.

DOS (veterano)

4 comentarios:

Café (con tostadas) dijo...

yo soy del centro y le digo que los pelotazos en frío se sentía igual, eh!!!


Especialmente si eran pelotas de handball (deporte de mierda, che!)



igual, confieso... EXTRAÑO EL FRÍO!

Egocripta dijo...

Contradiciendo a la persona de arriba, qué lindo es recibir una pelota número 2 en la cara, (de una de tus compañeras para colmo!) no enserio.
Igualmente correr a las 9 y media de la mañana no hace bien GLADYS! (Aunque me saqué un 10, casi me muero en el intento)
Así que lo compadezco en aquellas épocas, un buen pelotazo no le hace mal a nadie, en frío ya es otra opinión :P

Blas A. Giunta dijo...

Digame a mi. Un choque tibia contra tibia, un sabado a la mañana con una sensacion termica de -2 grados...

Hurricane dijo...

Yo recuerdo de chico jugar con una pelota Pintier profesional, de esas viejas todas blancas, bien de cuero y que pesaban como una garrafa. Te garanto que a la barrera ninguno de nosotros quería ir...